*Carpeta va de inmueble en inmueble, en un calvario eterno. 

Por Francisco Villeda 

Tlaxcoapan, Hgo. – A casi tres años de su desaparición todavía no hay pistas sobre el paradero de J. Isabel López Reyes, un campesino de Tlaxcoapan que acudió a la Central de Abastos de Iztapalapa para vender sus productos. 

El 8 de noviembre de 2020 Isabel acudió a la Ciudad de México para entregar su producto, como lo hacía usualmente varias veces a la semana, aunque ese día se fue solo. Horas después su familia perdió todo contacto con él. 

Desde entonces su familia sólo ha encontrado indiferencia y burocracia de parte de las autoridades a las que se han acercado. El calvario principal lo viven en la Ciudad de México, en donde lejos de que su carpeta de investigación tenga avances, la han cambiado de ubicación y cada vez es comenzar de nuevo, perdiendo tiempo valioso para localizar a su familiar. 

A pesar de la insistencia, la carpeta CL-E-FDMDFDBP/C/UI-2C/D/00838/11-2020 se encuentra estancada, sin movimientos. Hace más de medio año que no les dan ninguna novedad, sólo la notificación de que la carpeta la enviarían a otras oficinas, ubicadas en Iztapalapa, debido a cambios administrativos. 

Su hija, María Isabel López Reyes, dice que ya buscaron, sin éxito, la nueva dirección que les dieron, creándoles más incertidumbre. Para su familia estos tres años son de nulos avances y de constantes pérdidas de carpetas. 

Cada que acuden ante las autoridades de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México esperan respuestas positivas, escuchar que ya hay pistas sobre su paradero, pero no es así, y su esposa María Félix Reyes Pedraza, quien recibe la información de las autoridades regresa con el corazón roto a Tlaxcoapan, sin respuestas y con más dudas. 

Su hija relata que el pueblo enmudece en torno al caso, nadie dice nada, aunque reconoce que su papá era una persona que no tenía problemas con nadie, además de ser honorable, trabajador y responsable. 

En el pueblo, continúa, no hay ni rumores sobre él, como si la tierra se lo hubiera tragado a los 45 años. No hay ni imágenes ni testimonios que den cuenta de donde podría estar después de salir de la Central de Abastos en su camioneta marca Ford, submarca F250, color azul marino, con placas NEM-10-41, del Estado de México, la cual tampoco han encontrado. 

Tres años después siguen visitando morgues del Valle de México para encontrar el cuerpo de su familiar, pues no pierden la esperanza de recuperarlo, de darle una sepultura digna en caso de que haya fallecido. 

Pidieron a las autoridades que retomen su caso, que las investigaciones se realicen de manera exhaustiva, pues dijo que a pesar de que les pidieron ingresar oficios para solicitar los videos de vigilancia, no les permitieron verlos. 

A casi tres años de la desaparición de su familiar los han revictimizado las autoridades e incluso acusaron que abogados los han estafado, acentuando el dolor de su pérdida por las falsas esperanzas creadas. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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