Por José Antonio Trejo Rodríguez.

Serie mundial de las grandes ligas de la temporada 1981; se enfrentaban los campeones de las ligas nacional y americana, Dodgers de Los Ángeles y Yankees de Nueva York, ambas escuadras con mexicanos. El equipo californiano con Fernando Valenzuela, con el jersey número 34, el pitcher sensación de la temporada que por su desempeño ganaría el trofeo Cy Young, la máxima distinción para un jugador de su posición de campo y sería nombrado el novato del año. Del lado de los de la gran manzana estaba el tercera base Aurelio Rodríguez con el número 27 en el dorsal; ambos nacidos en Sonora: Valenzuela en Etchohuaquila y Aurelio en Cananea.

La temporada regular había sido magnífica para el joven Valenzuela, apodado “el toro”, a los 20 años completaba su primera campaña en grandes ligas, aunque cortada por una huelga de peloteros, esto no había sido obstáculo para desatar la llamada “Fernandomanía” que imponía tocar en los sonidos de los repletos estadios “Fernando” la melodía de ABBA, en cuanto “el toro” salía a calentar. Por supuesto entre los aficionados abundaban los jersey en color blanco con el número 34 en los dorsales y el apellido Valenzuela.

A partir de su alta popularidad, derivada de su desempeño, los nombres de sus compañeros en los Dodgers se volvieron conocidos para los aficionados mexicanos que seguían sus salidas en los campos de la gran carpa, a través de la señal de Televisa y de las crónicas en los periódicos especializados en deportes: Mike Sciocia; Steve “el señorito” Garvey; Steve Yeager; Dave López, Bill Russell; Ron “el pingüino” Cey; Steve Sax; Pedro Guerrero; Dusty Baker “el hombre clutch”; Candy Maldonado; Rick Monday y los pitcher abridores: Reuss, Hooton y Welch y los relevistas: Howe, Goltz, Castillo, Stewart, Sutcliffe, Niedenfuer, Peña y Power. Todos dirigidos por Tom Lasorda. También se conocía al buscador de talentos Mike Brito, fallecido hace un año.

El duelo entre mexicanos no era el único elemento llamativo de la serie mundial, también lo era el duelo de brillantes pitchers novatos: Valenzuela contratado como relevista con un sueldo de 45 mil dólares por la temporada y Dave Righetti de los Yankees. Valenzuela con una foja de 13 juegos ganados y 7 perdidos; completó 11 juegos; ganó 8 juegos por blanqueada y ponchó a 180 bateadores. Righetti ganó 8 juegos y fue nombrado novato del año de la Liga Americana.

Parte alta de la novena entrada del tercer juego de la serie mundial. Los Dodgers van ganando 5 a 4 a los Yankees, de seguir y concluir así el marcador, los Dodgers estarían recuperándose de dos derrotas previas en el campo de los Yankees. El pitcher abridor, Valenzuela se ha recuperado de un inicio algo descontrolado y como si de un pelotero con mayor edad y recorrido se tratara, poco a poco, ha ido dominando a sus explosivos rivales. El público de pie ovaciona cada uno de sus certeros lanzamientos y logra sacar dos outs. Están a un out de ganar ese decisivo juego de la mano del Toro Valenzuela.

Lou Piniella, cuarto bat de los Yankes, se para en la caja de bateo; el marcador está 5 carreras a 4 a favor de los de casa, con una entrada récord de 56 mil asistentes al tercer juego de la serie mundial. Fernando lanzó dos bolas, después un strike, Piniella tira de faul, la cuenta está en dos bolas y en dos strikes. Valenzuela, como un coloso, seca el sudor de su rostro de adolescente, echa a un lado el largo copete, prepara su lanzamiento, pone la mirada hacia arriba, sube la pierna derecha y desde su poderoso brazo zurdo suelta una curva que Piniella abanica y se poncha.

¡El toro gana su primer partido de serie mundial! Los afamados cronistas: el mago Septién, Toño de Valdez y Sony Alarcón gritan de emoción, se desviven en elogios ante el muchacho mexicano de desordenada melena y rostro quemado por el sol que esa noche se ha vestido de gloria. Tom Lasorda, su manager y sus compañeros acuden al centro del diamante para felicitarlo. El toro abandona el campo con mucha serenidad.

A partir de ese juego, los Dodgers se recuperan y ganan la serie mundial de esa temporada. La Fernandomanía está desatada y la célebre revista Selecciones entrevista en la postemporada a Tom Lasorda, a quien describen sentado en una de las butacas del estadio, recordando la quinta entrada del tercer juego de la serie mundial, cuando analistas y aficionados se preguntaban si sustituiría a Valenzuela, incluso tenía ya preparado a un bateador emergente en lugar del “toro” en su inminente turno al bat.

El autor de la entrevista narró que, Lasorda, comenzó a gritar desde su butaca, algo así: hey Lasorda, deja al muchacho en el campo, en la temporada siempre te respondió bien. Dale tu confianza. Lasorda le mencionó que esa reflexión pasó por su cabeza a la hora de decidir dejar a Valenzuela en el campo. El resultado le demostró al veterano manejador que su decisión fue la correcta.

El pasado viernes 11 de agosto, los Dodgers retiraron el número 34 de su rotación, nadie más en esa organización podrá usar ese número, aunque en la práctica nadie lo usaba desde el último juego de Valenzuela con la novena en 1990. Ese fue un justo reconocimiento al más grande pitcher mexicano que haya pisado los campos de las grandes ligas.

La ciudad de Los Ángeles también nombró la fecha como “el Día de Fernando Valenzuela”. La ceremonia mostró a un elegantemente vestido Valenzuela entrando al campo y observando la develación del número 34 en la parte alta del jardín por parte de sus excompañeros Manny Mota y Orel Hershiser. Ceremonia relevante, pues los Dodgers solo retiraban los números de los jugadores que acceden al salón de la fama, lo que no ha ocurrido con Valenzuela.

No obstante, no estar en inmortalizado en el salón de la fama, la carrera del “toro” es sumamente brillante: dos veces campeón mundial con los Dodgers; jugó 6 juegos de estrellas; tuvo el récord en 1981 de más blanqueadas en la temporada; ganó el guante de oro en 1986 y el bat de plata en 1981, 1986 y 1989; tuvo el récord de más juegos ganados en la Liga Nacional con 21 en la temporada 1986; fue líder de la Liga Nacional con más juegos completos en una temporada en 1981, 1986 y 1987; además lanzó una joya de pitcheo para los Dodgers ante los Cardenales de San Luis el 29 de junio de 1990.

Ante sus enormes logros queda claro que, todos los reconocimientos que se le brinden a Fernando “el toro” Valenzuela, serán más que merecidos; se convirtió desde muy joven en un ejemplo a seguir, con una vida ligada al rey de los deportes, actualmente encabeza a la organización de los Tigres de Quintana Roo en la Liga Mexicana de Béisbol, se dice que busca otros horizontes para su novena, es un hombre disruptivo, acostumbrado a triunfar ante cualquier adversidad, no será sorpresa que así lo haga en su faceta de directivo. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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