*EN EL TREN RÁPIDO A QUERÉTARO.

Por José Antonio Trejo Rodríguez.

Desde que lo recuerdo, los viajes en tren con destino a Querétaro formaron parte del itinerario familiar por ser la ciudad en la que residía mi abuela materna y varios de mis queridos tíos y primos. La hora de llegada del convoy era alrededor de las 10:00 de la mañana, aunque reinaba la incertidumbre de saber si llegaría puntual; la cual se disipaba al escuchar su silbato y verlo aparecer por la curva, detrás del Mirador, echando humo y a baja velocidad para detenerse a un costado del andén de la Antigua Estación del Ferrocarril para que bajaran y subieran los pasajeros, se descargasen y cargasen bultos, cajas y bolsas con la correspondencia; además de que daba oportunidad de que los viajeros asomados a las ventanillas de los vagones pudiesen comprar alimentos y bebidas y por supuesto algunos recuerdos para llevar a sus seres queridos.

Cuatro horas duraba el trayecto hasta Querétaro, algunas veces llenas de cansancio por no hallar un asiento que albergara un sabroso sueño o una larga charla con los compañeros de viaje. Todo ello quedaba atrás al pasar las estaciones de la Griega y Hércules, pues a los pocos minutos se escuchaba al conductor, un señor vestido de traje y gorra que con gruesa voz anunciaba de vagón en vagón: “Querétaro”, acto seguido la luz solar dejaba de asomar por las ventanillas, ya que el tren corría por vías ubicadas al fondo de dos cortes, luego debajo de un puente vehicular y entraba al patio de la bella estación queretana en donde todo era movimiento.

Pasaron los años y los Ferrocarriles Nacionales de México sumaron a la larga lista de servicios de pasajeros a trenes rápidos, además del “regiomontano” y “el tapatío” que ofrecían coches dormitorio de la marca Pullman y carro comedor. Estos nuevos trenes eran: “el jarocho”, “el purépecha”, “el hidrocálido”, “el jarocho” y “el constitucionalista” que estaban integrados por vagones de “primera especial”, Pullman y comedor; aunque en el caso del Constitucionalista solo llevaba vagones de primera especial y carro comedor, pues el trayecto era corto.

En las inauguraciones de los nuevos servicios, la empresa echó la casa por la ventana, contrataron a artistas de renombre para cantar en Buenavista y después seguir actuando durante el viaje. El “hidrocálido” que viajaba de Buenavista a Aguascalientes tuvo como invitados al gran Óscar Chávez y al grupo de los hermanos Morales. Y así el resto de las corridas. A mediados de los años 80 y la Antigua Estación de Tula había dejado de brindar el servicio a trenes de pasajeros, los cuales corrían sobre las vías dobles cuya estación está en San Pedrito Alpuyeca.

Esa estación, entonces moderna y hoy en ruinas, con un enorme letrero a la entrada aludiendo a que la revolución y su nacionalismo se transporta en tren, con sus largos andenes vigilados por réplicas de los atlantes, con un túnel que atraviesa las vías uniendo los andenes, así se daba la bienvenida al Constitucionalista que partía de Buenavista a las 7:00 de la mañana, paraba en Tula a eso de las 8:15 y llegaba a Querétaro a las 9:57 de la mañana. El regreso era a las 4:00 de la tarde de Querétaro para llegar a Buenavista a las 6:57 pm; una hora y veinte minutos antes había dejado en Tula a los viajeros, quienes eran recogidos, junto a los viajeros que llegaban en el tren vespertino que viajaba de México a Guadalajara, por un “delfín” de Urbanos y Suburbanos de Tula, para trasladarse al centro de la ciudad. Allí, los viernes por la tarde se encontraban las juventudes tulenses que estudiaban en la UAQ, el ITQ y el ITESM de Querétaro y los que lo hacían en la UAM, la UNAM y el Poli del entonces D.F., el relajo que se armaba era digno de vivirse.

“Cómodo, económico y seguro” rezaba la publicidad del Constitucionalista, que después amplió su ruta hasta San Miguel de Allende, que aparecía en los periódicos de la época, informando el precio del pasaje entre México y Querétaro: mil quinientos pesos el viaje sencillo, mismo precio para el viaje de regreso, tres mil el viaje redondo y mil quinientos por el almuerzo o la comida, según fuese el caso. Todo el servicio completo: ida, vuelta y alimentos costaba seis mil pesos. Cabe señalar que el servicio fue inaugurado por el propio Miguel de la Madrid Hurtado, entonces presidente de la República. Y en cierta ocasión también allí viajaron los astronautas que fueron compañeros de tripulación de Rodolfo Neri Vela, el primer astronauta mexicano.

Subir al constitucionalista en Tula y viajar hacia Querétaro resultaba una buena experiencia, después de haber pasado la infancia y la adolescencia viajando en los trenes regulares que corrieron a lo largo y ancho del país. La vista de Tula desde el viaducto que une a los cerros del Tesoro y de la Malinche es excepcional, la cuenca y los cerros de la ciudad se aprecian en toda su dimensión y lo mejor de todo es que esa experiencia podría ser revivida en unos meses, siempre y cuando CPKCR, la empresa que tiene la concesión del uso de las vías del tramo que se conoció como el ferrocarril del noreste para trasladar carga, decide aceptar la propuesta del presidente López Obrador para brindar el servicio de pasajeros.

Aunque no se han brindado detalles de la propuesta presidencial, se puede inferir que se pretende que el servicio de pasajeros se ofrezca sobre las vías dobles, previamente habría que otorgarse una concesión para el servicio de pasajeros lo cual es permitido por los términos de la concesión para el servicio de carga, organizar el tráfico de ambos servicios: carga y pasajeros, sin menoscabo de ninguno; contar con equipo rodante y tripulación, lo cual no parece ser un gran serio problema para CPKCR. Además de restaurar la derruida estación de San Pedrito Alpuyeca.

Este hipotético servicio no sería para un tren de alta velocidad como el que se proyectó y se abandonó en el 2014, que consideraba una fuerte inversión en viaductos y túneles para librar las zonas barrancosas de Tula y de San Juan del Río, para lograr una vía con pendiente de 0 grados y alcanzar velocidades de hasta 300 km/hora y un trayecto de menos de una hora entre México y Querétaro. No obstante, de concretarse la propuesta por CPKCR u alguna otra empresa, lo cual sería legalmente viable, se incrementarían positivamente las posibilidades de movilidad de la población de la zona sur de Hidalgo hacia las principales ciudades del centro, del bajío, del pacífico y del norte del país y hacia la capital federal, incluido el AIFA. Eso sí que sería maravilloso y muy beneficioso para nuestra ciudad y nuestra región ¡Ojalá! NI

Por Nueva Imagen de Hidalgo

Medio de comunicación impreso que nació en 1988 y con el correr de los años se convirtió en un referente en la región de Tula del estado de Hidalgo. Se publica en formato PDF los miércoles y a diario la página web se alimenta con información de política, policíaca, deportes, sociales y toda aquella información de interés para la población.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *