*500 AÑOS DE FRANCISCANOS EN MÉXICO.

Por José Antonio Trejo Rodríguez.

Lo primero que queda claro al escuchar a Fray Enrique Muñoz Gutiérrez, OFM ministro provincial de San Pedro y San Pablo de Michoacán al dictar su conferencia magistral en el Museo de Arte Sacro de Querétaro, titulada: “A 500 años de la llegada de los frailes franciscanos a México y su aportación a la historia y la evangelización”, acaecida el pasado fin de semana, es que su exposición se basa en el rigor científico aportado por datos y fuentes fidedignas.

El público asistente es conocedor de los temas: catedráticos, investigadores, especialistas en el tema, sobre todo de la vida y obra de Fray Junípero Serra; ávidos por conocer sobre la llegada en mayo de 1524 de los llamados “Doce apóstoles”: Fray Martín de Valencia, el primer superior en la Nueva España de la Orden de Frailes Menores (OFM); Fray Francisco de Soto; Fray Martín de la Coruña; Fray Toribio de Benavente o Motolinía; Fray Francisco Jiménez Cantó; Fray Antonio de Ciudad Rodrigo; Fray García de Cisneros; Fray Luis de Fuensalida; Fray Juan Suárez; Fray Andrés de Córdoba; Fray Juan de Palos y Fray Juan Ribas; todos ellos ermitaños.

Fray Enrique Muñoz Gutiérrez, aclara que los doce franciscanos no fueron los primeros clérigos, ni los primeros franciscanos en llegar a estas tierras con las expediciones españolas y cita a Alonso González en 1517; a Juan Díaz en 1518; a Fray Bartolomé de Olmedo OFM en 1519; a Fray Pedro de Melgarejo OFM en 1521, que llegaron como capellanes de guerra. Menciona también a Fray Juan de Tecto, a Fray Juan de Agora y a Fray Pedro de Gante que llegaron en 1523, originarios de los países bajos lugar en que residía Carlos I de España y V de Alemania, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, quien los envió a solicitud de Cortés, quien le pidió integrantes de órdenes mendicantes. Cabe señalar que Fray Pedro de Gante fundó una escuela en Texcoco para los naturales y el Colegio de Santiago Tlatelolco. Hace una acotación histórica muy importante: a la larga, los colegios franciscanos comenzaron a crear un clero nativo nacionalista y por ello fueron cerrados.

Volviendo a los doce apóstoles, menciona que buscaron establecerse en las ciudades más importantes: México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo; fundando la diócesis de Tlaxcala, la primera en el continente. Los doce apóstoles identificaron que las ciudades tenían su propia importancia: la política se hacía en Tenochtitlán; las operaciones comerciales en Tlatelolco y la cultura emergía de Texcoco. Fray Enrique hace otra aclaración: las actividad de los doce no puede ser llamadas evangelización, pues el término existió hasta el siglo XIX; lo que los doce apóstoles realizaron fue una “conversión” y para ello observaron lo que ocurría a su alrededor para realizar su labor, pues su experiencia como misioneros era mínima.

Cita un documento titulado: “Coloquio de los doce” que trataba de un diálogo de los franciscanos con los sabios de estas tierras en las que los segundos aconsejan la paciencia. Y eso hicieron. Agrega que el “coloquio de los doce” se perdió, pues la corona española no deseaba perder la hispanidad de las colonias. Los doce apóstoles se dieron cabal cuenta de que el cristianismo era atractivo para los naturales e iniciaron la conversión considerando la cultura de los habitantes de estas tierras. En el artículo del sabio Miguel León-Portilla titulado “Los franciscanos vistos por el hombre náhuatl. Testimonios indígenas del siglo XVI” se cita: “Gracias al testimonio de algunos cronistas, como fray Jerónimo de Mendieta, consta que “luego que llegaron a México (1524), los doce célebres franciscanos tuvieron, “por lengua de Jerónimo de Aguilar y [la Malinche] o de otro intérprete de Cortés [¿fray Pedro de Gante?], pláticas con los señores y caciques, dándoles cuenta de su venida …” Véase para más información: https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/franciscanos/213_04_04_Coloquio_Sabios.pdf

Con el argumento de lo que no se asume, jamás se redime, las actividades religiosas de los franciscanos en estas tierras estuvieron sujetas a ciertos requisitos: bautizar a los naturales conversos; confesar a los enfermos; unir en matrimonio a los catequizados y dar la comunión a discreción. La idolatría fue un gran obstáculo para sus labores, pero se decía que todos los pueblos, incluso el de Israel habían sido idólatras, incluso los sacrificios que los naturales vieron similar a la comunión. Así que, para convertir a los naturales asumieron sus costumbres dándoles un sentido cristiano. Consideraron celebrar las ceremonias religiosas en grandes espacios: capillas abiertas, enormes atrios (que no existen en Europa) siguiendo las costumbres naturales, por lo que también incorporaron las danzas y las alabanzas.

La tolerancia de los doce apóstoles fue un elemento importante en las tareas de conversión de los naturales. La segunda generación de franciscanos, los 20 personajes que llegaron a nuestras tierras en 1529 junto con Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, “quinto en el número de los doce” le llamó Fray Juan de Torquemada; resultó una generación ilustrada; incluso graduados de universidades franciscanas, con la misión de aprender las lenguas naturales en un plazo de seis meses para continuar la conversión de los naturales.

Hago la acotación de que allí es donde destaca Fray Alonso Rengel, el primer franciscano llegado a Tula, considerado uno de los primeros y más importantes lingüistas del continente, quien rápidamente aprendió el náhuatl y el otomí, lengua en la escribió una cartilla para la catequización. En el libro: “Los franciscanos y la imprenta en México en el siglo XVI” de Román Zulaica Gárate, publicado en 1939 en México por la editorial Pedro Robredo, se cita: “Fr. Alonso era hijo de la provincia de Santiago de donde pasó a la Nueva España en el año de 1529. Aprendió con perfección las lenguas mexicana y otomí, y las puso en arte, particularmente la mexicana, de la cual hizo Arte muy perfecta, y sirvió muchos años a los que la aprendieron, y en la misma lengua compuso sermones muy buenos de todo el año. En la otomí fue el primero que la alcanzó a saber…y el primero también que en ella predicó la palabra de Dios…”.

El 13 de mayo de este año de 2024, se cumplirán quinientos años de la llegada a México de los 12 frailes franciscanos conocidos como “los 12 apóstoles de la Nueva España”. Y en un lustro más se estará cumpliendo medio milenio de la llegada a Tula de Fray Alonso Rengel. Efemérides de enorme importancia histórica que debemos conmemorar. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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