*EL JUBILEO DE LA UAM.

 Por José Antonio Trejo Rodríguez

Era el 10 de mayo de 1984, descendí del autobús de la ruta 100, era el 41B, con salida en el metro viaducto y destino en Santa Cruz Meyehualco; la reja de Avenida Michoacán se encontraba cerrada, así que caminé hacia la esquina para continuar por la Purísima para ingresar a la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, “la Metro” le decíamos, también “la UAM” y en el caso de la Unidad en comento la “UAMI”. Encontrándome a mi amigo y vecino tulense y en ese momento ya compañero de aulas, Alejandro Vázquez García, originario de San Marcos, ignorábamos que el día de las madres no se laboraba, así que emprendimos el regreso a nuestros respectivos hogares.

Años atrás, siendo aún un niño de primaria, caminando con mi hermano Daniel en las inmediaciones del deportivo Reynosa en la hoy alcaldía Azcapotzalco, llamó mi atención el conjunto de edificios que se levantaba en la esquina del eje 5 Norte. “Es la Metropolitana” me dijo mi hermano a pregunta expresa y remató: “Es una de las mejores universidades de México, para que la consideres cuando te toque decidir.” Sus edificios se miraban imponentes, fue la primera noticia que tuve de la UAM.

El proceso de admisión a la UAM resultó flexible, no importaba que hubieras estudiado la preparatoria o la normal en cualquiera de los estados, incluso en otro país, debías presentar tu certificado con un promedio mínimo de 7, más documentos personales. El centro de recepción documental se hallaba en el bosque de Chapultepec, a un costado del auditorio nacional; el personal y el voluntariado te recibían de una manera educada, dispuestos a ayudar y apoyar en el proceso, siempre con una sonrisa en el rostro y portando una playera o una sudadera en color blanco, con el logo de la universidad. Resultaba impactante el primer contacto con la institución, te hacía desear ser parte de la Casa Abierta al Tiempo.

La asignación de una ficha para presentar el examen de admisión, la compra de una guía de estudio y prepararse para acudir un domingo a presentar el examen a una secundaria ubicada en las inmediaciones del metro San Antonio Abad, armados con un lápiz y una goma, eran los siguientes pasos. Los resultados se publicaban en un periódico de amplia circulación y los admitidos acudimos a una charla en las instalaciones de la Unidad, en mi caso fue en el teatro del Fuego Nuevo, en donde las autoridades dejaron en claro que era necesario inscribirse, previo pago de la inscripción, una cantidad simbólica, me parece que en el desaparecido Banco del Atlántico. Después recibimos las tiras de materias y los horarios. Todos los alumnos recibimos nuestras credenciales con foto, firma y matrícula que, sin excepción, memorizamos: en mi caso 84234908, de la División de Ciencias Sociales y Humanidades.

El bullicio de la juventud abarrotando los pasillos de los edificios B, C y D, en donde se encontraba la mayoría de las aulas; los edificios de las Divisiones Ciencias Sociales y Humanidades (CSH); Ciencias Básicas e Ingeniería (CBI) y Ciencias Biológicas y de la Salud (CBS), la biblioteca que en ese tiempo estaba siendo intervenida por el muralista Arnold Belkin, al igual que la fachada del teatro del Fuego Nuevo. Los lunes se distribuía gratuitamente el boletín informativo de la universidad, “Cemanahuac” con información de las actividades de la Rectoría General en ese momento a cargo del Físico, Sergio Reyes Luján; así como las de las unidades Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco y entrevistas con investigadores y alumnado destacado como Elsa Ávila, estudiante de la UAM Azcapotzalco y primera latinoamericana en subir a la cumbre del Everest. La rectoría de la Unidad Iztapalapa la ocupaba entonces el Filósofo Jorge Martínez Contreras. Con motivo del décimo aniversario de la institución, el Cemanahuac lucía un bonito logo y se realizó un concierto en la explanada central con Botellita de Jerez.

Aún recuerdo con afecto a muchos de mis compañeros de aulas: Antonio Morales; Ignacio Volantín; Alejandro Vázquez (+); Daniel Rivas; Rosario Hurtado (Medalla al Mérito Universitario); Guillermina Rodríguez; Rogelio Romero; Marcela García (mi paisana de Tepeji); Moisés Reyes; Ángel Alemán; Gerardo Berlanga; Maricela Castro; Felipe López Moyao; Ninfa Mejía, Martha Madrigal; Enrique Ovando; Silvia Hernández; Patricia Ortiz. Egresados de Economía de la UAM-I y con carrera de más de tres décadas en los sectores: público, privado, bancario, informativo, fiscal, magisterial. También a algunos de nuestros profesores: Jaime Puyana (+); Raúl Molina; Rosa Obdulia González; Javier Hernández Galindo; Felipe Peredo; Guillermo Hernández; Héctor y Arturo Guillén; Fernando Azpeitia; Alejandro García Kobeh; Nora Garro; Ignacio Llamas; Juventino Balderas; José Luis Estrada; Alcides Lasa; Guillermo Martínez; Ricardo Solís; Augusto Xiqui; Gregorio Vidal.

Y por supuesto, mis “compitas” de Tula, contemporáneos en las aulas de la UAM-I: Jerónimo Jiménez (+); Rogelio Luna; Carlos Jonguitud; Javier Luna; Miguel Ángel Villeda (+); José Luis Trejo; Felipe Hernández; Amelia Hernández; Raúl del Ángel; Saúl Sánchez, Antonio Hernández; Javier Torres, ellos formaron el equipo de futbol “Real Hidalgo” que sucumbió en semifinales por la diferencia mínima con el “Bolivia”, merced a una lesión de Rogelio Luna en el torneo estudiantil de futbol. Teníamos otros buenos amigos como Dante Ortiz y Víctor Hernández; Salvador Pliego, entrenador del equipo de atletismo; Adriana Vilchis, Luis Cueva. Recuerdo a más hidalguenses egresados de la UAM: Abraham Mendoza Zenteno; Hugo González Rubio; José Guadalupe Neri Páez.

“La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) ha demostrado un compromiso con la formación de ciudadanos bien preparados, críticos y responsables y más allá de su contribución al ámbito académico, ha sido un catalizador en la discusión y formulación de propuestas que apuntan hacia un desarrollo nacional inclusivo y sostenible.” Aseguró el doctor José Antonio de los Reyes Heredia, rector de la UAM en la Sesión Solemne de la Cámara de Diputados celebrada el 30 de abril, en conmemoración de los 50 años de la Universidad y a la que acudí invitado por la Diputada Verónica Monroy Elizalde. “La Institución ha demostrado un compromiso con la formación de ciudadanos bien preparados, críticos y responsables”. ¡In Calli Ixcahuicopa! ¡Viva la UAM! *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

Medio de comunicación impreso que nació en 1988 y con el correr de los años se convirtió en un referente en la región de Tula del estado de Hidalgo. Se publica en formato PDF los miércoles y a diario la página web se alimenta con información de política, policíaca, deportes, sociales y toda aquella información de interés para la población.

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