Por Santos Pérez Hernández
Mucho se ha dicho y escrito sobre la ineptitud, la irresponsabilidad y la deficiente capacidad del presidente municipal para administrar los bienes de los tulenses. Pero, muy poco, a lo que corresponde a su esencial obligación y responsabilidad del cargo, que el pueblo le otorgó; la nula Atención a los Ciudadanos.
Actitud deleznable, que es consecuencia de sus recalcitrantes complejos, frustraciones y resentimientos, este individuo se ha constituido en un reyezuelo, un mini tirano, dictador y fiscal.
Se olvida que él es un Servidor Público y que la ciudadanía lo puso ahí, que debe cumplir con su compromiso y deber intrínseco, que de ninguna manera está haciendo un favor, es su ineludible obligación y que para eso buscó el cargo, se alquiló voluntariamente y por lo que se le paga, bastante bien.
Es un tipo tan desconfiado, que no delega responsabilidades, pretende acaparar y personalmente atender todo asunto y obvio, no lo logra. Sistemáticamente niega audiencias y atención a la ciudadanía. Cuando por fin, alguna persona logra obtener una audiencia, invariablemente la recibe de mala gana, de entrada, su respuesta es NO. Nada resuelve, no ayuda, no auxilia, niega apoyo, no reconsidera, no hace un favor, no da una atención, servicio o facilidad, nunca respalda. Y ante el menor reproche o reclamo, se enoja y declara muy ufano: “–Asumo el costo político”. No ha entendido, que al asumir el cargo; quedó expuesto al escrutinio popular y debe escucharlo, atenderlo y soportarlo.
Es descaradamente intransigente e intolerante. Encima es arrogante, insolente y grosero.
Se dice al interior de su administración, que tiene una “Lista Negra” de ciudadanos, que ha boletinado a todas las dependencias municipales. ¿Quienes integran está lista de rencores? Quienes, considera, que en algún momento han hablado mal de él, la administración, su movimiento o simplemente, los cree adversarios o enemigos. Con la instrucción precisa, de que se les debe obstaculizar, negar o complicar con cualquier pretexto su trámite.
Los trabajadores, empleados y hasta funcionarios manifiestan que, nunca habían tenido a un “jefe” tan desatento, tan altanero, que raya en lo majadero. Las pocas veces que lo ven, porque no asiste al Palacio Municipal, no saluda, no atiende y mucho menos acepta una sugerencia u opinión.
Se quejan, de que los obligan a asistir a sus eventos a echar porras, a los que siempre llega tarde.
Se niega a entender o desconoce, que debe de gobernar sin distinciones de partido, credo, situación económica o social. No sólo a sus amistades o familiares. Aún no le queda claro, que no debe “gobernar con el hígado”, que debe apartarse de odios, rencores, frustraciones y complejos. Que esto es transitorio y temporal; que tiene caducidad. Y que transcurrido el tiempo, lo único que le va a quedar son las repercusiones y consecuencias de lo mal hecho y los enemigos que él mismo, se ha estado creando. Que no olvide que el cuarto año, es el más difícil y ahí estará prácticamente sólo. Y que, a quienes desdeño, atacó o dañó, podrían entonces estar del otro lado.
Que no debe olvidar que la gratitud es de personas bien nacidas y la ingratitud es el precio del favor inmerecido.
