*DÍA MUNDIAL DEL ROCK.
Por José Antonio Trejo Rodríguez.
En conmemoración del concierto Live Aid, celebrado el 13 de julio de 1985 de manera simultánea en Filadelfia y Londres, para brindar ayuda a una crisis alimentaria en Somalia y Etiopía, es que esta fecha ha sido considerada como el día mundial del rock. Se ha mencionado que el rock desciende del blues y además varios investigadores musicales han mostrado que, los músicos de blues conocieron y aprendieron a tocar la guitarra con los vaqueros mexicanos que viajaban al otro lado a trabajar. Para abundar en el tema véase el siguiente enlace https://panchovillamx.com/la-influencia-mexicana-de-la-musica-blues/
La fecha da para recordar viejos éxitos de bandas preponderantes en la historia del Rock, me voy a permitir compartirles mis anécdotas de hace tres décadas, 1995, estando por cumplir 30 años e informado de la visita de tres íconos mundiales del movimiento rockero, hice mi ronchita para disfrutarlos: 28 de agosto de 1995, tuvo lugar el primer concierto en México del legendario Ozzy Osbourne, destacado cantante y compositor que hace unos días dijo adiós a los escenarios al lado de Black Sabbath; se presentó en el palacio de los deportes y allí fui a verlo con mi amigo y colega Nacho Volantín, la banda de Ozzy contó con Zack Wilde en la guitarra.
El concierto inició con una serie de videos en los que Ozzy, con su característico buen humor, se mofaba de las noticias de moda, con los acordes de “los locos Adams”, hasta que apareció en el escenario dando una estruendosa carcajada y poderosos acordes de metal que le acompañaron a lo largo de la velada. Entre canciones hablaba un poco en español, diciendo: “ustedes están locos”, echando mano a una cubeta y después a una manguera para mojar a quienes estaban en las primeras filas. Al día siguiente los periódicos cabeceaban la nota: “Oficia Ozzy un rito de locura”, un par de días antes habían publicado fotografías de la visita del rockstar a las pirámides de Teotihuacán.
La siguiente estación llegó menos de un mes después, de nueva cuenta acudí con mi amigo Nacho, el sábado 23 de septiembre en el mismo sitio, el viejo palacio recibió a Jimmy Page y a Robert Plant, guitarrista y cantante de Led Zeppelin, la gran banda inglesa que revolucionó el rock, separados en 1980 por el fallecimiento de su baterista y vueltos a reunir una década atrás por Live Aid y posteriormente en su introducción al salón de la fama del Rock and Roll y por un concierto acústico para MTV, tan de moda en esos tiempos que El Tri de México participó con gran éxito y con resultados tan asombrosos como la reunión de los miembros originales de KISS, incluso para una gira mundial que les trajo a México.
Page y Plant venían de grabar un excelente disco, “No Quarter”, con éxitos de sus tiempos en Led Zeppelin, pero con arreglos musicales que incluían instrumentos típicos de Asia y África y orquesta sinfónica, aquí le acompañaron músicos de la nacional. El resultado fue apoteósico: Plant demostró que quienes le endilgan ser el mejor frontman de una banda de rock tienen toda la razón, su poderosa voz, acompañada de la guitarra de Plant convirtieron al viejo recinto olímpico en un inolvidable templo de la música.
El colofón no podía ser mejor, a los cinco días, ahora en compañía de mi amigo y también colega Armando Montes de Oca, nos lanzamos al cine Ópera, a un par de cuadras del metro San Cosme a ver a Los Lobos, mítica banda originaria del sur de Los Ángeles quienes, a través de entrevistas invitaban a las bandas mexicanas a acompañarlos en su segundo concierto en tierras chilangas, pues cuatro años atrás abrieron para Bob Dylan en el palacio de los deportes.
La banda abridora fueron los muñecos de Tex Tex con mucho poder en sus guitarras hicieron vibrar el foro cuyas butacas mostraba muchos huecos. Llegó la pausa y salimos al vestíbulo a refrescarnos, allí vimos muy platicador al Wea de El Tri, a Joselo, a Quique, a Meme y Anónimo de Café Tacvba, dieron la llamada al concierto y la sala ya lucía pletórica. Los Lobos no se anduvieron con rodeos, no lo acostumbran, abrieron con “One time, one night”: César Rosas saludó con un perfecto español, mientras David Hidalgo rasgaba la guitarra doctamente, Louie Pérez tundía una de las baterías, pues traían dos una a cargo del Cougar, Conrad Lozano sonriente empuñaba el bajo y Steve Berlín daba vida a los sintetizadores y al saxofón.
El público permanecía absorto pegado a sus sillones, paralizados por la corriente desatada por Los Lobos, hasta que César invitó a ponerse de pie y bailar “Ahí te dejo en San Antonio”, con David en el acordeón y Louie en la guitarra; jubilosos llenamos el pasillo frente al escenario, volteé y vi a Anónimo bailando y Meme gozando de la música, como cualquier otro rockero. Concluían así mis tres conciertos, en el plazo de un mes, con los que celebré mis primeras tres décadas de vida. Hoy, en menos de dos meses, estaré celebrando el doble de esa edad haciendo lo que me encanta: corriendo algunos kilómetros el domingo en la mañana por las alturas de Tula, al ritmo de “The oldman down the road” de John Fogerty. *NI*
