*Cuando México gritó en voz de mujer.

Por Magda Olguín

Mariana, de apenas nueve años, miraba la televisión sentada en la sala de su casa. Como cada 15 de septiembre, esperaba el momento en que ondea la bandera y las campanas repicaran en Palacio Nacional. Pero aquella noche algo se sentía distinto: en el balcón no estaba un hombre de traje oscuro, sino una mujer con cabello recogido, vestida de manera sobria y con una firmeza que impresionaba. Su abuela, que cocinaba en la cocina, le gritó: “¡Mira, es la presidenta!”.

Mariana abrió los ojos como si hubiera descubierto un secreto nuevo del mundo. “¿Entonces las mujeres también pueden ser presidentas?”, preguntó en voz alta, sin esperar respuesta. Nadie en su familia había visto jamás algo así. La niña, en silencio, se levantó de la silla, tomó una pequeña banderita de plástico y la agitó con fuerza frente a la pantalla. En ese gesto inocente estaba la revelación de lo que significa verse reflejada en la historia.

Cuando Claudia Sheinbaum tocó la campana y gritó “¡Viva México!”, Mariana repitió el grito desde su sala. No entendía todavía de política ni de historia, pero sí entendía que esa noche algo había cambiado: el país sonaba distinto, y en ese eco cabía la posibilidad de que un día ella también pudiera estar en ese balcón.

El 15 de septiembre siempre ha sido una fecha cargada de símbolos: la campana, la bandera ondeando en el balcón de Palacio Nacional y el clamor que une a millones de mexicanos en un mismo “¡Viva México!”. Pero este año, el Grito tuvo un peso histórico distinto: por primera vez en más de dos siglos de vida independiente, fue una mujer presidenta quien encabezó la ceremonia. Y no es exagerado decir que esa imagen quedará tatuada en la memoria colectiva.

Lo que vimos no fue solamente un acto protocolario ni una postal bonita para los libros de historia. Fue la ruptura de un viejo muro. Durante décadas, las mujeres fueron figuras invisibles en las ceremonias oficiales, relegadas a papeles secundarios, mientras la representación máxima del poder político se reservaba a los hombres. Que hoy sea una mujer quien dé voz a la independencia significa que el país avanza en reconocer que la mitad de su población no está hecha solo para mirar desde la barrera.

El simbolismo es profundo. El Grito de Dolores fue, en su origen, un llamado a la libertad frente a la opresión colonial. Ahora, escuchar ese grito en voz femenina nos recuerda que la libertad también tiene que ver con derribar el machismo, con exigir igualdad real y con demostrar que las mujeres pueden —y deben— ocupar todos los espacios del poder. Es como si aquel eco insurgente encontrara en este gesto una actualización necesaria: independencia también es emanciparse de los prejuicios y las exclusiones que aún nos lastiman.

Más allá de la política partidista y de las simpatías o críticas hacia la presidenta, hay que reconocer lo que este hecho significa para las niñas y jóvenes mexicanas. Porque no es lo mismo ver siempre a hombres en el balcón, que ver a alguien con quien te puedes identificar sosteniendo la bandera. En esa escena se siembra la posibilidad de que muchas se atrevan a soñar con gobernar, decidir y transformar.

Al final, el Grito de este año nos deja claro que México ya no es el mismo. La independencia no es un asunto terminado, es una tarea que se reinventa. Y hoy, con la voz de una presidenta, se gritó también por la igualdad. Quizá ese sea el verdadero eco que recordaremos en el futuro: que una mujer, desde Palacio Nacional, le dijo al país entero que la historia también le pertenece.

Porque cuando una mujer grita “¡Viva México!”, grita también por todas las que nunca fueron escuchadas… Mis redes sociales están abiertas para usted Magda Olguín en FB, @Malenitaol en Ig y X. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

Medio de comunicación impreso que nació en 1988 y con el correr de los años se convirtió en un referente en la región de Tula del estado de Hidalgo. Se publica en formato PDF los miércoles y a diario la página web se alimenta con información de política, policíaca, deportes, sociales y toda aquella información de interés para la población.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *