*Cónclave 2025: entre la tradición y los nuevos desafíos.

Por Claudia Patricia Rodríguez Dorantes

Este martes 7 de mayo de 2025, a las 16:30 horas de Roma (8:30 horas en la Ciudad de México), iniciaría el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco. Más allá de un proceso interno de la Iglesia católica, se trata de un acontecimiento que capta la atención internacional, no sólo por el misterio que lo rodea, sino por el peso simbólico y político que la figura del papa tiene en el escenario global.

La palabra cónclave proviene del latín cum clave, que significa “con llave”. Y no es metáfora: los cardenales electores —en este caso 133— serán literalmente encerrados bajo llave en la Capilla Sixtina hasta que alcancen un consenso. Esta práctica fue formalizada por el papa Gregorio X en 1274, en la que el encierro, el aislamiento del mundo exterior, y la famosa fumata (blanca o negra) se convirtieron en parte de uno de los rituales más enigmáticos de la Iglesia.

El humo blanco que brota de una chimenea especial indica al mundo que hay un nuevo pontífice. Si es negro, significa que aún no hay acuerdo. En los dos últimos cónclaves, los cardenales tardaron apenas dos días en elegir tanto a Benedicto XVI como a Francisco. En esta ocasión, el elegido será el papa número 267 desde San Pedro, en el año 30 d.C.

Aunque se trata de una ceremonia profundamente religiosa, su relevancia trasciende los muros vaticanos. Muchas personas -sin importar creencias o afiliaciones religiosas—

observan en el papa una figura de mediación, una voz que a menudo logra tender puentes donde otros actores fallan. Basta recordar la imagen que dio la vuelta al mundo durante las exequias de Francisco: el presidente de Ucrania y el de Estados Unidos en una conversación informal, en medio del homenaje póstumo al pontífice. Una escena que no necesita explicación.

En cuanto al nombre del próximo papa, los vaticanistas insisten en que es inútil intentar predecirlo. Sin embargo, hay nombres que se repiten con frecuencia en los análisis:

• Pietro Parolin (Italia, 70 años): cercano a Francisco pero con un perfil más moderado. Su estilo diplomático podría generar consensos entre distintas corrientes dentro del Colegio Cardenalicio.

• Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años): uno de los candidatos más afines al legado de Francisco. Se le conoce como el “Francisco asiático” por su apertura, su defensa de la ecología y su postura pastoral más compasiva frente a temas morales.

• Peter Turkson (Ghana, 76 años): su perfil combina defensa de los valores tradicionales en temas como aborto y eutanasia, con un claro compromiso con la justicia social y el respeto a las personas LGBTQ+.

• Matteo Zuppi (Italia, 69 años): representante de una Iglesia incluyente. Ha sido abierto en su llamado a acoger pastoralmente a las personas LGBTQ+ y a hacer de la Iglesia un espacio atento a las realidades contemporáneas.

• Péter Erdö (Hungría, 72 años): voz conservadora dentro del Colegio Cardenalicio.

Fervientemente provida, se opone a las uniones homosexuales y representa una visión más tradicional del papel de la Iglesia.

El cónclave representa una pausa expectante, una mirada fija en la pequeña chimenea de la Capilla Sixtina, esperando ese momento en que el humo blanco vuelva a salir, y el nuevo papa asome al balcón con su primer “buonasera”.

Escribanme a claurodriguezdor@gmail.com. *NI*

Por Nueva Imagen de Hidalgo

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