*La voz que muchos extrañaremos en silencio.
Por Claudia Patricia Rodríguez Dorantes
La mañana del lunes pasado, nos despertamos con la noticia del fallecimiento del papa Francisco.
Un día antes, había hecho su última aparición pública en la misa del Domingo de Resurrección, impartiendo la bendición Urbi et Orbi, una de las más solemnes de la Iglesia Católica, reservada para celebraciones especiales como la Pascua, la Navidad o el inicio de un nuevo pontificado. Resultó doblemente significativa.
Su muerte, ocurrida apenas después de haber cumplido con una de las celebraciones litúrgicas más relevantes del cristianismo, pareció cerrar un ciclo, como si hubiera sido parte de una decisión.
El papa Francisco marcó un momento de transición en la historia reciente de la Iglesia, al impulsar un estilo pastoral diferente y cercano a los desafíos contemporáneos. Entre las principales líneas de su pontificado destacan:
• La publicación de la encíclica Laudato si’ (2015), que colocó el cuidado del medio ambiente como una obligación moral y social, y que subrayó el respeto hacia los animales y el consuelo que brindan en la vida humana.
• Su defensa permanente de los migrantes y refugiados, resaltando la dignidad de quienes buscan una vida mejor más allá de sus fronteras.
• Una aproximación más inclusiva hacia las personas LGBTQ+, sintetizada en la ya
histórica frase: “¿Quién soy yo para juzgar?”.
• El reconocimiento explícito de la dignidad de las personas no binarias, reafirmando en 2024 que “Dios no rechaza a ninguno de sus hijos”.
• El impulso a la participación femenina en altos cargos vaticanos, como el nombramiento de Sor Raffaella Petrini en febrero de 2025 como presidenta de la
Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Siento un profundo sentido de pérdida ante su partida. Con su muerte, tengo la sensación de que nos falta una voz que, en medio de las tensiones contemporáneas, ponía a la dignidad humana encima de cualquier frontera o prejuicio.
Y ante la tristeza de su partida, sólo podemos agradecer su vida, su presencia, su ejemplo y el legado de humanidad que nos deja. Escríbanme a claurodriguezdor@gmail.com