*Seguridad a cuentagotas.
Por Iván Hernández Mendoza
Ante la creciente ola de delincuencia y violencia en la zona, las autoridades han respondido con un par de operativos que, en papel, muestran “resultados”: arrestos, detenciones e incautaciones. Pero, ¿qué pasa después?
En un municipio inundado por bandas criminales que crecen en número y violencia, ¿sirven de algo un par de arrestos por aquí y unas cuantas incautaciones por allá?
El crimen organizado y la impunidad son problemas estructurales que atraviesan tanto la vida pública como la privada. No se resolverán con operativos aislados que parecen más una demostración obligada de presencia, como respuesta al miedo y cuestionamientos de la ciudadanía, que una estrategia real.
Como he dicho antes, no espero que el gobierno municipal —ni siquiera el estatal— logre asestar un golpe decisivo a la delincuencia. No por simple desconfianza o crítica gratuita, sino porque carecen de la fuerza y la capacidad para hacerlo.
Cada día amanece con noticias de asesinatos; ya mínimo hay un hecho violento diario. Y lo único que pueden hacer las autoridades es enviar a un cuerpo policial que sigue en números rojos, para capturar —si bien les va— a dos o cuatro generadores de violencia.
Podrían coordinarse con el Ejército o el gobierno federal, pero ni siquiera sabemos en qué nivel de prioridad está nuestra zona. Y esa es una verdad amarga.
Tampoco el gobierno federal parece dispuesto a enfrentarse de manera directa al crimen. La memoria de los horrores de la mal llamada “guerra contra el narco” sigue fresca, y nadie quiere arriesgarse a un choque de fuerzas cuyo resultado es incierto.
¿Qué nos queda? Esperar a que las autoridades actúen correctamente, aunque todo indique que no existe un plan para enfrentar de raíz esta problemática. La actual administración apuesta por programas sociales y por mejorar la economía, buscando una lucha fuera de las trincheras. Pero, a estas alturas, seguimos sin saber si esa estrategia podrá algún día inclinar la balanza.
Tal vez el verdadero problema no es que no haya estrategia, sino que hayamos aprendido a sobrevivir sin exigir. *NI*
