*La administración que no administra
Por Iván Hernández
Hace algunas semanas escribía en esta misma columna que me sentía escéptico ante la nueva administración de nuestro municipio. Sin embargo, aclaraba que les daba mi voto de confianza porque era demasiado pronto para emitir una opinión objetiva. Incluso ignorando los múltiples elementos cuestionables de antes y durante las elecciones —o las “supuestas” implicaciones con personajes que no puedo nombrar aquí por razones de seguridad… la mía—, traté de mantenerme expectante.
Pero conforme pasa el tiempo, es innegable que esta administración se está cayendo a pedazos en tan solo ocho meses. Los problemas de gestión son evidentes, especialmente ante la fuertísima crisis de seguridad que azota a toda la zona. A eso se suman claras inconsistencias entre sus propios funcionarios y funcionarias. Basta con observar el caso del lunes 19 de mayo, cuando la sucesión de regidora quedó inconclusa porque las personas involucradas simplemente no se presentaron. O el caso del regidor Noé Paredes, actualmente bajo investigación por una posible conducta delictiva relacionada con sus empresas de transporte.
Lo más preocupante no son solo las implicaciones —que ya de por sí son alarmantes—, sino la total falta de acción. Es evidente que no existe un plan estratégico, ni mucho menos una visión de largo plazo. Esta administración parece funcionar únicamente como respuesta a estímulos negativos, sin iniciativa ni dirección. No espero que el gobierno de Tula solucione el crimen organizado de la noche a la mañana, pero sí me gustaría presenciar al menos algún acto de resistencia, como los que ha comenzado a demostrar la actual presidenta de nuestro municipio vecino, Tepeji del Río.
Incluso algunos conocidos vinculados al ámbito de seguridad me comentan que el operativo reciente en la zona de San Marcos —que resultó en detenciones e incautaciones exitosas— fue posible justamente porque las autoridades municipales no estaban enteradas. Esto revela que el gobierno federal está ansioso por actuar, sobre todo considerando que esta región es clave en dos de sus principales proyectos: el Tren México-Querétaro y el Parque Ecológico, aunque este último parezca tener un futuro mucho más incierto.
No sé si lo que vemos es mera incompetencia o algo más grave: una administración que prefiere voltear la mirada. Pero lo cierto es que la presidencia municipal no está capacitada, y resulta inquietante ver cómo opera con las manos en los bolsillos. Esta experiencia puede ser una lección para nosotros como ciudadanía: cambiar de colores no garantiza un cambio de ambiciones. Cada vez es más claro que la administración actual repite las mismas costumbres de las viejas administraciones.
Ojalá esto no termine en un robo millonario del erario. Pero si seguimos así, lo único que quedará será un agujero: una laguna mental del paso de este gobierno por la presidencia. Sin cambios, sin memoria, sin acciones. Solo personas que ocuparon espacios… y no hicieron nada. *NI*