*Solo Huehuetoca del Estado de México también deposita sus desechos en el sitio ubicado en Atitalaquia.
*El encargado del lugar explica los procesos, los planes y más respecto a la empresa responsable del relleno.
Por MARLENE GODÍNEZ PINEDA
Tecnosilicatos de México es la empresa que opera el relleno sanitario regional, ubicado en terrenos que pertenecen al municipio de Atitalaquia, estado de Hidalgo; donde se reciben residuos sólidos urbanos provenientes de aproximadamente 15 municipios de la región, casi todos pertenecientes a la entidad, a excepción de Huehuetoca, Estado de México que igual envía su basura a este sitio de disposición final.
Este sitio, que maneja entre 300 y 350 toneladas de basura diariamente, se encuentra bajo un esquema de concesión que funciona como propiedad privada. En entrevista con Nueva Imagen, el encargado del lugar, Miguel Ángel Benítez Cano, dijo que el relleno sanitario permite el ingreso tanto de camiones municipales como de particulares y empresas, quienes deben pagar por el servicio en ventanilla.
El acceso está regulado por un reglamento interno que exige el respeto de señalamientos y el uso de equipo de seguridad, además de que se lleva un registro detallado de cada unidad que ingresa, incluyendo placas, origen y empresa, para fines administrativos y de control.
El sitio cuenta con 10 empleados que se encargan de las labores operativas y de mantenimiento. Adicionalmente, una asociación civil de pepenadores, independiente de la empresa, trabaja en la recuperación de materiales reciclables como cartón, vidrio, aluminio y chatarra. Esta labor contribuye a una reducción de hasta el 30% del volumen total de residuos recibidos.
El proceso en el relleno inicia con el pesaje y registro del vehículo, seguido por la disposición de los residuos en una plataforma, donde son verificados para evitar el ingreso de desechos no permitidos como residuos peligrosos o médicos. Una vez separados los materiales reciclables por los pepenadores, los residuos restantes son compactados mediante maquinaria pesada que pasa de cinco a seis veces sobre ellos, reduciendo su volumen considerablemente. Posteriormente, son cubiertos con tierra (tepetate) para evitar la exposición y mitigar impactos ambientales.
En temporadas vacacionales como Semana Santa y diciembre, el volumen de residuos se incrementa notablemente. Tula es uno de los municipios que más basura aporta al sitio.
El área utilizada actualmente para la disposición final de los residuos es de aproximadamente cuatro hectáreas. Según el encargado, el espacio tiene una vida útil estimada de un año y medio más. No obstante, ya se cuenta con un terreno adyacente adquirido para extender la operación del relleno por al menos 10 a 15 años adicionales, aunque aún se encuentra en fase de planeación y documentación.
Además, se contempla la instalación de una planta para el tratamiento de residuos, incluida ya en el proyecto privado. Esta infraestructura permitiría un proceso más avanzado de separación y aprovechamiento de los desechos, independientemente del proyecto estatal que busca establecer un sistema de manejo integral de residuos sólidos con participación de varios municipios.
Hasta ahora, según el responsable, no se han registrado quejas de comunidades vecinas por problemas como malos olores o plagas, lo que atribuyen al cumplimiento estricto de sus procesos de compactación, cobertura y mantenimiento.
Relleno sanitario cumple con normas ambientales y de operación, asegura
Miguel Ángel Benítez Cano, encargado general del sitio, detalló que el relleno sanitario cuenta con certificados mensuales, reportes fotográficos y documentación vigente que respaldan el cumplimiento de la normativa ambiental aplicable, incluyendo regulaciones de Semarnath. Aseguró que además de atender a sus usuarios directos, también brindan apoyo a los vecinos, por ejemplo, rehabilitando los caminos.
Como parte del mantenimiento, mencionó que en noviembre o diciembre del año pasado revistieron con piedra y tepetate la entrada del predio, con la intención de mantener el camino transitable y en buen estado. En cuanto al control de fauna, explicó que se realiza fumigación regular para evitar plagas, incluyendo insectos y roedores.
Sobre la presencia de perros en el lugar, indicó que aunque intentan limitar su ingreso, hay una pequeña camada de entre ocho y diez canes que permanecen en el predio, los cuales son considerados parte del equipo de seguridad, ya que apoyan a los veladores en la vigilancia nocturna.
Respecto al horario de operación, el relleno abre de lunes a viernes de 8:00 a 18:00 horas, y los sábados de 8:00 a 13:00. Los domingos está cerrado al público, aunque brindan apoyo al municipio de Tula, permitiendo el ingreso de camiones recolectores con personal de guardia para evitar la saturación de rutas.
Benítez Cano aclaró que no se recibieron en ningún momento lodos extraídos del río Tula tras los trabajos de revestimiento, ya que no cuentan con una fosa especializada para ese tipo de residuos. El sitio está autorizado únicamente para recibir residuos sólidos urbanos.
Sobre los costos, informó que la tarifa por tonelada recibida es de 258 pesos más IVA, y está claramente exhibida en una mampara. En términos técnicos, explicó que el relleno cuenta con sistemas para el manejo de biogás, incluyendo ventilación y quema controlada mediante fosas con estructuras filtrantes.
También detalló el manejo de lixiviados —el líquido generado por la descomposición de la basura—, los cuales se extraen mediante bombeo y se trasladan a una laguna de evaporación ubicada dentro del predio. El sitio cuenta con geomembranas impermeables y una capa protectora de tepetate para evitar filtraciones al subsuelo.
Finalmente, señaló que la empresa Tecnosilicatos inició operaciones en el sitio en abril de 2019, con autorización de la Semarnath, cumpliendo recientemente seis años de operación. *NI*